El chamán vive en el poblado como uno más.
Trabaja la tierra. Tiene esposa e hijos.
Pero cuando acaba sus tareas, cuando su mujer y sus hijos duermen,
el chamán se retira para orar a los dioses y cuidar de todo el poblado.
Ese no es trabajo, es su deber.
El destino lo ha elegido,
y se dedica al servicio desinteresado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.